viernes, 25 de marzo de 2011

Más que la suma de las partes

Desde hace algunos años he estado atraída por las perspectivas complejas para mirar el mundo; como siempre algunos libros acompañaron esta fascinación, aunque me es imposible hablar de todos los que han tocado profundamente mi espíritu en este tema. Este interés casi esotérico por la complejidad del mundo, empezó con toda seguridad con Borges, todos sus libros desde luego, pero en particular con el "El libro de Arena" organizado en trece relatos de meandros imposibles, "El Jardín del Sueño Infinito" de Michel Ende, "Las Siete Leyes del Caos" de John Briggs, "Rizoma" de Guillez Deleuze y Felix Guattarí y luego con "Göedel Escher y Bach: un Eterno y Grácil Bucle" de Douglas R. Hofstadter. Este último libro me impactó especialmente porque lograba integrar en un mismo lugar escenarios diversos aparentemente separados: la música, las matemáticas y la pintura. Todos los libros que menciono son aparentemente muy distintos, algunos más literarios, otros más científicos pero para mí muy afines en cuanto a la pregunta sobre la complejidad del mundo.

Me he animado a hablar de este tema a propósito de algunas preguntas que me han hecho recientemente acerca de la investigación; la investigación en tanto curiosidad permanente sobre el mundo y en tanto mirada específica sobre el mismo. Crecí en una tradición de lógica formal y de paradigmas tradicionales de la ciencia, pero a lo largo de este crecimiento personal e intelectual me hice muchísimas preguntas sobre otras miradas menos fragmentadas, pero por sobre todo, más incluyentes. Las lecturas de las que hablé un poco antes y una motivación por promover un mundo en que quepamos todos fueron y siguen siendo, grandes impulsores de estas búsquedas que han acompañado mi vida hasta el presente.

Uno de los aspectos más interesantes en la investigación desde perspectivas complejas es la consideración de una mirada ecológica, una mirada de ámbitos y contextos naturales porque implican la observación de las múltiples relaciones y vínculos que se dan en los escenarios reales. El observador altera lo observado, esto ya es definitivo para no poder observar una realidad sin el investigador inserto pero además confronta sobre la imposibilidad de conocer la realidad a través de experimentos diseñados con condiciones de aislamiento de variables. Todo así, una primera gran claridad es que investigar desde la perspectiva sistémica y compleja implica estar inserto, considerarse parte de aquello que se investiga, recursivamente quizás, pero a mi juicio, no habría que negar la posibilidad de tomar distancia y ver a ese observador que toma distancia para saber que ve... un juego de recursividad que permite tender los puentes entre formas tradicionales de investigación y miradas sistémicas. No se trataría de conjugar el experimento con la mirada ecológica, pero podría permitir entrar y salir de la escena para ver de diferentes maneras.

Otra idea que cambia paradigmas es que contrario a formas más tradicionales de investigar, los métodos no anteceden las realidades, es decir, el asombro, el encanto sobre lo desconocido a explorar señala el camino para ir al lugar que se desconoce. Este camino se construye o emerge de lo investigado. Esto rompe con la perspectiva de Descartes que prioriza el método sobre el objeto a investigar. Las preguntas a formular no tienen que ver con varianzas, con correlaciones entre variables sino con estructuras organizativas, redes de relaciones, sistemas dinámicos, sistemas de relaciones que implican la necesidad de ver estructuras completas sobre elementos aislados, casos paradigmáticos estudiados en ambientes naturales y a profundidad encontrando sentido y significado con quienes hacen parte de esa realidad. Una mirada integradora de lo sistémico y de la mirada del individualismo metodológico, es dar una primera vista al fragmento, a la parte, a la variable y luego detenerse, hacer un zoom al todo a través de la parte.

Les invito a ver el libro ZOOM de Itsvan Banyai para ilustrar lo que digo, aquí sus imágenes
http://www.youtube.com/watch?v=1RPeFJJF73k

Esta idea me ha confrontado durante mucho tiempo, en especial las veces en que haciendo pequeñas investigaciones con el uso de la estadística me parecía que en ocasiones las claridades logradas con los datos no eran más que creaciones de las matemáticas y de la estadística que algo referido a personas y situaciones reales. El promedio por ejemplo siempre me ha parecido una entelequia matemática porque no existe el sujeto promedio, existe la diversidad de resultados de cada sujeto y si bien puede haber sujetos que tengan valores coincidentes con el promedio, ese sujeto promedio no representa a todo sujeto respecto de una característica. Bien, no sé si soy clara, pero trato de decir que pensar los sujetos en sus contextos, dando lugar a sus diferencias, es más tranquilizador siendo imperfecto, respecto de la comprensión de sujetos reales. Pese a lo que digo, pienso que también depende del uso y de la mente que analiza el dato, porque la mirada de las piezas puede dar paso a otra lectura de totalidades, puede servir de comparación o de componente del análisis más global. No sé si pueda ser un sofisma, pero tal vez podemos hablar de mentes simplistas y no de imposibilidades metodológicas de encuentro entre análisis sistémicos y perspectivas empírico analíticas.

No obstante, los enfoques sistémicos pueden hacer uso pleno de las matemáticas, es más, de matemáticas muy avanzadas que, también caen de algún modo en el eterno problema de ambicionar representar toda la realidad pero reconociendo lo que ya nos dice Göedel en el teorema de la incompletud y es que esta representación matemática tiene un límite. Nunca se puede conocer todo ni completamente porque no tenemos forma de constatar toda la realidad, así que jamás podremos saber si conocimos todo. Se formulan algunas leyes sistémicas generales tratando de predecir, analizar y explicar pero entendiendo sus limitaciones. Es el caso de la aplicación de la mirada sistémica y compleja para explicar fenómenos como el tráfico, la población urbana, el comportamiento de los mercados, el desarrollo humano, las redes sociales globales, el comportamiento de la familia, entre otras.

Las perspectivas sistémicas son muy apropiadas para comprender fenómenos sociales por cuanto es fácil ver la sociedad y los hechos sociales como relaciones, redundancias, vínculos entre todas las partes, que interactúan y son mutuamente dependientes. Los sistemas sociales son sistemas abiertos, flexibles, sensibles a perturbaciones en la periferia y al interior, se transforman estructuralmente, generan resistencia al cambio, buscan el equilibrio. Aspectos que si son considerados amplían la visión de la sociedad y del mundo pero que pueden combinarse con perspectivas más individualistas ampliando visiones, pensando lo impensado.

Resulta esperanzador considerar que no es necesario optar por un solo modo de investigar o acercarse a la realidad, pensando lo empírico analítico o en lo sistémico, puesto que podría iniciarse por modelos individuales de análisis o de contrastes de variables y luego o también, atender a los fenómenos tratando de entender sus relaciones, sus dinámicas de cambio, su sentido para el cambio, sus perturbaciones, su comportamiento como sistema, que no pueden ser reducidos a la formalización y que pueden estar abiertos a otras disciplinas y formas de investigación.

1 comentario:

  1. En realidad es una buena reflexión entorno a la multiplicidad de formas para acercarse a investigar. Pienso que tu reflexión debo leerla mas de una vez porque considero que intentas retomar varias fuentes para lograr sustentar y argumentar la premisa de la reflexión: no hay solo un modo de investigar pero lo común es la curiosidad de preguntarse, maravillarse y explorar el aspecto de interés. Natalia.

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